La australiana Claire McCarthy confirma, con la bellísima «El cuarto del color», que las biografías inglesas no tienen por que ser aburridas.
La historia escrita por Claire Peate, presenta las ganas por vivir de la muy joven Clarice Cliff, artista juvenil que deambula por las fábricas de Inglaterra para aprender el oficio de ceramista, hasta dar con su destino.
La novata Phoebe Dynevor caracteriza a Clarice, una chica pobre que aspira a ser artista y que con el apoyo de Colley Shorter (Matthew Goode) dueño de la fábrica, crea una marca de cerámica emblemática en los años 20 del siglo anterior: «Bizarre», icono del Art Decó y vanguardia de un producto económico, moderno, alegre y hermoso, un equivalente cerámico al pret-a-porter de la moda.
«El cuarto del color» es un ejemplo de superación, de ambición artística, de humanismo y de amor, una película británica de McCarthy, directora, entre otras, de «Ophelia», «Ciudad de Ilusiones», «The Burning season», «The personal» y «The turning».
Clarice Cliff estuvo activa con sus diseños, atrevimientos mercantiles y bellos colores, de 1922 a 1963, elaboró folletos con su producción que se hicieron famosos, vendió sus platos y tazas de extraños diseños, en almacenes y por correo, entendió muy temprano el mercado femenino y fue vanguardia también en el feminismo del siglo XX.
La cinta musicalizada muy bien por Nitin Sawhney, cuenta con un espléndido reparto, entre ellos Darci Shaw como Dot, la hermana modista de Clarice; Kerry Fox como Ann, la viuda, luchadora, humilde, solidaria, de Dot y Clarice y Fred Ridgeway, el asombrado amigo y apoyo de Clarice en el taller de cerámica.
Clarice Cliff se negó a servir el té en la sala de diseño, se aferró a ser la única dama en las reuniones de diseñadores, fue una y otra vez por el éxito y triunfó.
La presentación de los créditos del filme está divida en dos partes, ambas espléndidas.
Vea «El cuarto del color» en HBO mundi.