(Redacción) La Navidad no puede terminar, es mucho más que una fecha en el calendario, es el oportunidad de confirmar que cuando hay una acción honesta en beneficio de los demás, habrá consecuencias igualmente bondadosas.
Cuando el director debutante Sergio Pablos llegó a la alfombra roja de la entrega de los Oscar en Los Ángeles 2020, ya era un triunfador, llevaba en su maleta el premio británico BAFTA y otros. Cuando salió de la ceremonia donde compitió con «Cómo entrenar a tu dragón 3», «¿Dónde está mi cuerpo», «Señor Link» y la ganadora «Toy Story 4» celebró que tenía en cartelera una hermosa, humanista y divertida versión del origen del mito universal de Papá Noel, San Nicolás o Santa Claus.
«Klaus«, como muchas películas animadas, cuenta con una línea argumental muy sencilla a partir de la oportunidad que tienen un vago-rico, para ser hombre y demostrar que tiene dignidad, vocación y sentido social de servicio.
La anécdota se ha visto muchas veces en el cine, pero «Klaus» aporta una visión fresca, por momentos dark y kitch, pero siempre con una intención muy emotiva del surgimiento de una idea central: dar.
Este domingo aún haya aire de Navidad, la familia se puede reunir frente a Netflix y admirar esta película de amor, amistad, servicio, humanismo y sentimiento de vocación a partir de la estancia en una isla perdida en el Polo Norte, de un cartero frustrado e hijo de papi, llamado Jesper, un carpintero aficionado, ermitaño y bonachón llamado Klaus, una maestra aparentemente fracasada llamada Alba y un pueblo enloquecido por la violencia ancestral como cualquier pueblo medieval y una serie de hechos circunstanciales que les llevarán a ser el punto de nacimiento de la tradición por excelencia de la mañana después de la noche buena, si no lo cree, pregunte a cualquier niño.